El oráculo de las piedras preciosas
Cada piedra nos aporta energía nueva y nos ayuda a restablecer la armonía en todo nuestro ser, ofreciéndonos una vibración particular.
El rubí, por ejemplo, de corazón rojo y oscuro, nos habla de pasión amorosa, afecto profundo y duradero, encuentros que se producen con el tiempo a pesar de las sensaciones inmediatas; el zafiro, azul y sereno en su resplandor,
nos habla de paz, lugares calmos y tranquilos, de felicidad en el campo y de júbilo inocente, matrimonio o proposición;
el diamante, por su pureza y transparencia, nos aporta energía, confianza,
nos permite afirmar nuestra personalidad, nos aporta seguridad y precisión, así como el valor a un hombre para declararse y confesar su amor por una mujer.
Este oráculo también trabaja con piedras misteriosas como
el ágata,
la amatista,
el topacio,
la turmalina,
la turquesa y el cuarzo,
incluso con el jade
(como las pequeñas estatuas de Buda a las que los asiáticos se rinden ante sus virtudes de conceder suerte y felicidad).
Cada piedra proporciona una energía y un estado de ánimo diferentes.
El oráculo de las piedras preciosas también nos puede guiar en el amor y en los encuentros que vendrán, en el modo en que los viviremos o en el estado actual de nuestra pareja.
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